Gestion Emprendedora


El tamaño de la compañía: small is beautiful by cardume
octubre 31, 2007, 12:06 am
Filed under: 746, calidad, Costos, Emprendimiento, Gestión, gestionemprendedora, negocios

¿Cuándo se puede llamar «grande» a una empresa? ¿Cual es la diferencias entre ambas? ¿La empresa «chica» no merece nuestra atención profesional como especialistas de Gestión? Hace unos meses quise demostrar que sí y mandé a la calle a unos alumnos de emprendimiento. El objetivo primario fué que identificaran las características de una empresa denominada «chica» y las compararan con las llamadas «grandes». El objetivo oculto fué que aterrizaran en la realidad de nuestros pobres países, con sus pequeñas economías. Son estudiantes de Ingeniería Comercial, y aunque no lo dicen están convencidos de que están estudiando para Gerentes; yo les digo que más bien enfoquen sus futuras carreras por el lado de la cesantía… y el emprendimiento. Para ello, es necesario saber qué es un «chico». Para ser grande hay que saber ser humilde.

El sujeto de estudio fué un Juan Pueblo cualquiera, un humilde lustrabotas que apareció un día en una esquina cercana a mi casa. Instaló su mostradorcito, su cajón, colgó un letrero mal escrito, y se puso a trabajar. Yo pensé que su aventura no duraría, pero pasaron 3 semanas y ahí seguía, y aparentemente con éxito. Sin que sospechara el porqué, le instalé un par de alumnos en su cercanía, haciendo bosquejos en un block de dibujos como si dibujaran las casas de la calle, pero en realidad estaban investigándolo: cómo trabajaba, quiénes eran sus clientes, cuánto cobraba, cómo llegó allí, etc. Un par de Coca Colas y unos sandwiches, más una cajetilla de LM sellaron la amistad, y abrieron la puerta de la información.

¿Porqué llegó allí? Anduvo por toda la ciudad, se instaló en varias partes, y al final llegó donde estaba. Combinó varios criterios de elección de su ubicación, tipos de clientes, su nivel socioeconómico, el tipo de imillas (empleadas) que atendían las casas, las ventitas de la cercanía para proveerse, la distancia hasta su casa, y hasta la cantidad de perros del vecindario y su comportamiento. Siguió todos los pasos que siguen las empresas grandes para elegir su localización, y hasta utilizó algo parecido a un criterio de Horwics para tomar la decisión final (¡el hombre trabajó con probabilidades de ocurrencia de eventos exitosos!). ¿Alguna diferencia con las empresas grandes? Hasta ahora, ninguna.

¿Cómo trabaja? El hombre tiene una función de producción: sabe cuánta cera y tiempo dedicarle a cada par de zapatos, y cuándo hacerlo. Maneja una agenda en una libretita mugrosa y añeja; por lo tanto, lleva una contabilidad de costos rudimentaria, no escrita, pero costos al fin. ¿Alguna diferencia con las empresas grandes? Hasta ahora, ninguna.

¿Su mercado? Lo conoce, sabe quién vive en cada casa y cómo se llama. Conoce sus costumbres de compra (la mayoría le entrega zapatos el día sábado en la mañana). Ya está empezando a detectar el ciclo de su negocio y de la empresa. Conoce a su competencia (hay casas en que la imilla lustra los zapatos). Conoce su curva de precios y su elasticidad (si cobra más de Bs. 3 sabe que pierde a su mercado). No tiene nada escrito, pero lo sabe. Hace estudios de mercado sin saber que existen. ¿Alguna diferencia con las empresas grandes? Hasta ahora, ninguna.

¿Sus RR HH? (Así, con mayúsculas). Es solo, pero entiende de funciones y niveles funcionales. Cuando recibe los zapatos sabe que es un recepcionista y se comporta como tal; cuando está solo trabaja como obrero; cuando compra cera y trapos trabaja como comprador y almacenero y lo sabe; y cuando entrega el par de zapatos relucientes es un vendedor de mesón. Y como es un Gerente, maneja muy bien a su clientela, le regala florecitas a sus imillas y les lanza piropos, y si aparece una patrona se comporta muy educado y encantador. Es decir, administra sus talentos relacionales. ¿Alguna diferencia con las empresas grandes? Hasta ahora, ninguna.

Mis alumnos capturaron mucha información rica, muchas de ellas cuantitativas: frecuencia de sus ventas, distribución a lo largo de las horas útiles, tipo de productos y clientes, etc. y prepararon informes muy profesionales. También conversaron con el zapatero y lograron conocer algo de su vida (trabajada y sudada como todo pobre) y de sus esperanzas (vivir un día más, algún día tener un puestito de ventas en la feria). Pero sobretodo captaron el mensaje: ésa era su realidad, y si no la comprendían mal podrían manejarla en el futuro. Puede que alguno de ellos llegue a ser Gerente General de una empresa mediana o grande (con seguridad, de su papá), y los otros abrirán sus cajones de zapatero de distintos tamaños y rubros, pero lo que es seguro es que nunca olvidarán los días que pasaron sentados en la calle, junto a un zapatero llamado Nicolás. Un Juan Pueblo cualquiera. Y por primera vez empezaron a comprender para qué sirve todo lo que estaban estudiando.

En cuanto a las empresas, las grandes y las pequeñas hacen lo mismo… estructuralmente hablando. La única diferencia es el tamaño.


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